viernes, 2 de diciembre de 2011

La conducción en Estocolmo: segura y aburrida, aburrida y segura

Para ser el segundo país donde más café se consume por habitante, hay que reconocer que los suecos consiguen mantenerse tranquilos y relajados en cualquier circunstancia. Cuando se ponen al volante esto no es una excepción. Los suecos en general conducen como si no quisieran llegar a ninguna parte, como si no tuvieran nunca prisa, como si estuvieran admirando el paisaje. Lo bueno de conducir pisando huevos es que la cantidad y gravedad de accidentes disminuye; lo malo es que cuando tienes un poco de prisa se te llevan los demonios.

La conducción silente
Cualquier español está acostumbrado a escuchar todo tipo de sonidos cuando se mueve por cualquier ciudad española. A pie o al volante, desplazarse del punto A al punto B garantiza escuchar un par de pitidos, chirridos de ruedas, algún exabrupto, rugidos de motores pasados de vueltas, petardeos de tubos de escape sin silenciador y gitaneo o bacalao saliendo del equipo de música de un coche con alerones inútiles y extravagantes. En Suecia esto es impensable. Salvo rarísimas excepciones, generalmente inmigrantes que aún no han asumido del todo la cultura sueca, aquí se conduce sin aspavientos y sin emitir sonidos supérfluos.
Cero pitidos. En este país parece que sólo puedes apretar el claxon si estás seguro de que es la única forma de evitar un atropello. En España se suele pitar a otro vehículo cuando el conductor va pisando huevos o cuando te acaba de hacer una pirula; aquí de eso nada. Primero: todo el mundo va pisando huevos, así que el concepto “despacio” no existe. Segundo: si ya te han hecho la pirula no tiene sentido pitar porque el peligro ha pasado.
Es necesario mencionar el aspecto cultural del asunto: Suecia es considerado un país femenino, mientras que España es considerado un país masculino. En España el pitido más que demostrar indignación sirve para marcar el territorio, aquí en Suecia los hombres no hacen esas cosas tan vulgares.

Despacio, despacio…
Si vas con retraso a algún sitio, mejor que corras o cojas el metro. Al volante llegarás tarde, seguro. Aquí nadie sobrepasa el límite de 40 Km/h en ciudad, ni se acercan. Lo normal en Estocolmo es que los coches circulen a 30 Km/h por casi cualquier calle. Da igual que sea invierno, cuando esta velocidad tiene sentido porque salirse de la trazada sin nieve implica pegarse una galleta; o verano, cuando se puede ir a 40 sin problemas. Así es difícil que haya accidentes (aunque alguno hay, no sé cómo lo hacen).
El problema viene cuando tú coges un coche. Como vivir en Suecia implica cambiar de piso varias veces, he tenido que alquilar una furgoneta pequeña en un par de ocasiones para hacer la mudanza. Para un español la conducción en Suecia no se disfruta, se sufre. Sobre todo cuando vas con la hora pegada al culo y tienes que devolver el coche a una hora concreta. Por muy tranquilo que seas, si estás acostumbrado a conducir en España la conducción en Suecia te pondrá de los nervios.

Peatones primero
El peatón tiene prioridad. Hay que reconocer que esto está muy bien, sobre todo si no tienes coche. En Estocolmo los peatones pueden abalanzarse sobre un paso de cebra con los ojos vendados y salir con vida, aquí para todo el mundo. En ocasiones los coches se detienen incluso sin que haya pasos de cebra a la vista, basta con que un peatón esté esperando en un cruce. Lleva tiempo acostumbrarse, porque si ves ese comportamiento en España temes que el conductor sea un psicópata que acelerará en cuanto te confíes y te pongas a tiro.
En Estocolmo el coche está en un segundo plano porque se da mucha prioridad a los transportes más ecológicos: metro, autobús, tren y bici tienen prioridad absoluta. Andar está bien visto. Ir en coche muchas veces se ve como una afrenta al espíritu ecologista y buenrrollista sueco.

Resumiendo: Suecia es el paraíso de los conductores prudentes. Aquí todo el mundo conduce despacio, nadie se cabrea al volante, no hay pitidos, gritos ni insultos… Todo muy tranquilo y aburrido. Sin duda es una ventaja para los turistas, porque no tendrán el problema de sufrir atropellos por hacer fotos o estar embobados siguiendo al guía. Por el contrario, a los españoles que viven en Estocolmo este estilo de conducción se nos hace un poco duro.

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