martes, 17 de enero de 2012

Trabajando en Suecia: el feedback

Trabajar en un país distinto al propio es todo un reto. Dejando a un lado el hecho de que el idioma a emplear será el inglés y no el español, las diferencias sociales y culturales suelen acentuar la sensación de que no estás encajando del todo bien. Trabajar en Suecia no es una excepción; al ser un país con una cultura tradicionalmente mucho más relajada, tranquila y pacífica que España hay determinadas situaciones laborales que pueden malinterpretarse y desembocar en problemas más graves.

Una de esas situaciones es el feedback, la evaluación contínua de tus jefes y supervisores, sus reacciones a las labores que desempeñas y las indicaciones que te dan. España es un país de sangre caliente, donde la gente utiliza un tono generalmente elevado al hablar, donde la confrontación no está mal vista. En España no es socialmente inaceptable ponerse temperamental y cantar las verdades del barquero (dentro de ciertos límites). Por ejemplo:
    - Jefe: Martineeeeeeeeeez! Pase a mi despacho.
    - Empleado: Sí jefe, ahora mismo.
    - Jefe: ¿Puede explicarme esto? – Dice mientras agita con vehemencia un informe redactado por el empleado en cuestión.
    - Empleado: Ehm… Es el informe sobre…
    - Jefe: ¡Ya sé lo que es! ¿Podría decirme por qué el precio objetivo final es 60 y no 80?
    - Empleado: Bueno… Aunque 80 es lo sugerido por el cliente, si tenemos en cuenta…
    - Jefe: ¿Si tenemos en cuenta qué? Si el cliente dice 80, es 80. Así que ya me está rehaciendo el informe con un precio objetivo de 80, me da igual los funambulismos que tenga que hacer. Aquí le pagamos por trabajar, no por pensar.
    - Empleado:
    - Jefe: ¿No me ha oído, Martínez? ¿A qué está esperando?
    - Empleado: Voy, voy.
¡Tachán! ¿A que resulta familiar? Puede que el ejemplo anterior sea exagerado y bordee el bullying, pero refleja con fidelidad la cultura laboral española: a tortas se aprende, y no hay que malgastar energía en críticas constructivas. La versión moderada del ejemplo anterior son los “sándwiches constructivos”, donde un jefe con mucho tacto envuelve sus críticas entre dos frases de ánimo o crítica constructiva. Aunque en muchos casos el “pan de molde” (críticas constructivas) que usan parece el de semilla de oro por eso de que lo aguanta todo, ya que te meten kilo y medio de “relleno” (críticas destructivas) sin pestañear.

En Suecia la situación cambia mucho. Muchísimo. Tanto que el empleado en cuestión puede malinterpretar las señales y salir de la reunión creyéndose el rey del mambo, pensando que está haciendo un trabajo cojonudo y descubrir a los pocos meses que le ponen de patitas en la calle. ¿Cómo es posible? Sencillo: los suecos tienen un terror atávico a la confrontación. Es la némesis de un entorno laboral óptimo, el terror de cualquier empleado. Cuando en Suecia un jefe tiene que decidir entre criticar o corregir abiertamente a un empleado, cosa que requeriría caras largas, y escurrir el bulto para no herir sus sentimientos, probablemente se decante por lo segundo. Una sesión de feedback cualquiera en Suecia:
    - Empleado (español): Buenas, ¿querías hablar conmigo sobre mi rendimiento?
    - Jefe (sueco): Sí. Estás haciendo un buen trabajo.
    - Empleado (español):
    - Jefe (sueco):
    - Empleado (español): ¿Es todo?
    - Jefe (sueco): Eh… sí.
Y el susodicho empleado se va de la reunión más contento que unas castañuelas pensando que es la bomba. Mientras tanto, el jefe se frustra porque se da cuenta de que su mensaje no está calando en el empleado. ¿Qué mensaje? Eso digo yo. Pero en Suecia hay que leer mucho entre líneas. ¿Qué líneas, si el jefe no ha dicho casi nada? Eso es. Hay que interpretar a las personas, analizar su grado de confort en las reuniones… algo en lo que los españoles (sobre todo los hombres) solemos fallar estrepitosamente.

¿Cuál es la mejor solución a este potencial problema?
Sin duda, coger el toro por los cuernos. Desde el primer momento hay que dejar claro tanto a tu jefe como el resto de los empleados que por cuestiones culturales y sociales ese tipo de feedback no vale contigo, que las sutilezas no funcionan, y que si esperan que captes determinadas “señales” en el entorno laboral lo llevan claro. Eres español y, además de bailar flamenco, torear, echarte siestas y arrancarte por bulerías, eso conlleva ser una persona directa acostumbrada a trabajar en un entorno laboral donde todo el mundo es directo y nadie deja lugar a malinterpretaciones. Si haces ver a tus compañeros que la única forma de que puedas responder a sus consejos y exigencias es con la verdad dicha a la cara, se esforzarán todo lo posible por cantante las cuarenta cuando haga falta. Les costará horrores y lo harán fatal, pero lo harán. Porque si hay algo que los suecos valoran más que evitar confrontaciones es el entusiasmo por mejorar y ser más productivo en el trabajo.

2 comentarios:

  1. Buenas. He llegado a tu blog buscando en internet cosas sobre Suecia, pues tras estar el verano pasado 2 semanas en una familia finlandesa y ver la cultura escandinava, me he decidido que en un futuro quiero irme a vivir allí (o al menos a probar suerte, pues aparte de la fascinación que siento por los escandinavos, veo el futuro en España muy negro). Por eso quería preguntarte si merece la pena estudiar sueco en vez de otro idioma con más salidas (como el alemán) si mi aventura en Suecia falla. Es decir, si el sueco me serviría de algo si voy a trabajar en Francia por ejemplo, decir que sé inglés y sueco en vez de inglés sólo.
    (tengo 18 años y aún me quedan 5 años para prepararme y seguir estudiando sueco).

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    1. Hola Víctor!

      Honestamente, si quieres aprender un idioma a cinco años vista, el alemán es mucha mejor opción. Te abrirá más puertas. Eso sí, no te servirá para ir a vivir a Suecia... ¿o sí? El sueco y el alemán tienen raíces similares, así que si dominas el alemán aprender sueco será pan comido. Conozco a más de un alemán que ha aprendido sueco en menos de un año (he refiero a hablar un sueco perfecto), es un poco como el italiano y el español.

      Mejor alemán! Pero tu futuro es tu futuro, si te ves en Suecia/Finlandia... a por el sueco!

      Gracias por tu comentario!

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