lunes, 2 de abril de 2012

La primavera en Suecia

Creo que es preciso dedicar un post a la primavera en Estocolmo. Un español cualquiera puede tener una visión un poco sesgada del clima habitual en primavera y llevarse un chasco de cuidado del 21 de marzo en adelante, que es cuando se supone empieza la estación de las flores.

Afrontémoslo: la primavera en España por lo general es cojonuda. A partir de abril el mercurio del termómetro sube y es normal disfrutar de días totalmente soleados, con temperaturas superiores a veinte grados que invitan a tirarse la tarde en alguna terraza disfrutando de unas tapas y unas cañas. Es verdad que también hay días malos donde no para de llover, y que en determinadas partes de España como la cornisa cantábrica la primavera no es tan idílica. Pero aún así objetivamente la primavera española no está nada mal.

En Suecia la cosa cambia bastante. Aquí la primavera más que una estación en sí con sus tres meses de duración es un breve período de transición entre el invierno puro y duro y el verano light sueco. Lo que intento decir es que la primavera no empezará a finales de marzo por mucho que lo diga el calendario, ni durará tres meses. El invierno extiende sus tentáculos hasta bien entrado abril y a veces hace acto de presencia incluso en mayo. Y con acto de presencia no me refiero sólo a frío, no. Aquí te puede nevar el quince de abril.

Psicológicamente lo de que nieve en primavera a un español le hace bastante daño. Evidentemente si te has ido a vivir a Suecia ya contabas con un invierno con nieve y temperaturas negativas a tutiplén, pero a lo mejor no contabas con que durase tanto. En primavera el clima parece que tiene vida propia y adquiere una conciencia malvada y ladina cuyo único objetivo es sumirnos en la desesperación. Me explico: no es de extrañar que a mediados de marzo empiece el deshielo y puedas volver a recordar de qué color era el césped o los adoquines de la acera. Lo gracioso del asunto es que cuando ya te has hecho a la idea de que la temporada de nieve ha terminado las temperaturas vuelven a bajar lo justo para que nieve otra vez. Y vaya si nieva. No guardes la ropa de invierno, que esto aún no ha terminado. Es totalmente posible acostarse un, pongamos, 28 de marzo sin nieve a la vista y levantarse al día siguiente con todo blanco. Todo. Blanco. Otra. Vez.

¿Que no es para tanto? Cuando vivas en Estocolmo y lo sufras un año sí y otro también ya verás como sí es para tanto. Sobre todo porque no ocurre una vez por año, no… puede pasarte cuatro o cinco veces, una semana tras otra, hasta que terminas desquiciado. ¿Cómo? ¿Qué soy un quejica? Vente a Estocolmo, súfrelo en tus propias carnes, y luego hablamos.

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